sábado, 20 de noviembre de 2010

Salida de Harold Myne-Nocholls y Marcelo Bielsa. Cuando la pasión del hincha no alcanza.



Cuando la “pasión del Hincha” no alcanza

Sin entrar en análisis sociológicos y de masas y haciendo un poco de recuerdo, no es necesario recurrir a archivos muy exactos para recordar que cuando los hinchas manejaban con pura pasión los clubes de fútbol, los empleados (incluye a los futbolistas) cobraban sus sueldos cada 6 meses, firmaban planillas de remuneraciones que luego no eran cumplidas, viajaban en buses desde Arica a Pto.Montt, se bañaban en estaciones de servicio, etc. y la única oportunidad era llegar a un ColoColo, U de Chile UC para conseguir al menos un pago más periódico, aunque, exceptuando la UC, este financiamiento venía del endeudamiento infinito de los clubes con los dirigentes hinchas o conocidos mecenas del fútbol, donde se cuentan algunos muy connotados como Don Feliciano Palma en LozaPenco, el Gral Pinochet en ColoColo, Miguel Nazur en Palestino, el célebre Dr. Orozco en la U y el corolario de lo que era la dirigencia hincha, Don Jorge Castillo en Everton 1996 quien se ganó la PollaGol y quiso llevar a figuras de la época como Daniel Morón, Marcelo Fraccia, Gustavo de Luca, etc. cuyos cheques personales luego no fuera posible cobrar y finalmente su familia pidió su interdicción … 34 días después de asumir, desapareció sin dejar huellas.

Existieron seguramente varios otros que de vez en cuando aparecían en algún club provocando la envidia de los hinchas de sus adversarios porque desinteresadamente aportaban millones de pesos algunos y de discursos otros, a las arcas de un club y lo convertían en el centro de atracción del campeonato.

De esa manera fue que uno a uno, todos los clubes marcharon hacia la insolvencia absoluta y convirtieron el Fútbol en una actividad amateur repleta de emotividad, pero ligada a los fracasos deportivos y a la miseria más absoluta y lo que es peor, sumando sufrimiento de las familias de quienes asumían esta actividad como su profesión; seguido, cuando la situación ya era insostenible y el Club quebraba, nadie era responsable pues los Directorios eran compuestos por hinchas que sólo aportaban pasión y ninguna responsabilidad de propiedad personal más que la plena identificación con el otro hincha que salta semana a semana en el tablón. En definitiva, nadie pagaba.

Esporádicas excepciones como Zamorano, Salas, Pizarro, Montecinos, y otros pocos más conseguían contratos en el exterior y financiaban sus economías personales.

Desde el 07 de Mayo 2005, esta actividad se enmarca en la Ley 20.019 de SA Deportivas y el mercado de capitales abre sus puertas al fútbol para conseguir financiamiento para la pasión del hincha.

Así, solventes empresarios han comprometido sus intereses económicos en una actividad que en el resto del mundo tiene muestras de eficiencia y rendimiento tanto deportivo como económico.

Hoy los jugadores tienen leyes sociales y sueldos al día y de fallar estas garantías, un marco legal los iguala en derechos con cualquier trabajador de cualquier área y establece responsables legales que cubren con su patrimonio estas deudas.

Sin embargo una variable no ha funcionado y es el retorno sobre la inversión.

Entre lo rescatable que esta industria heredó del oscurantismo pasado, es una buena estructura gremial con antiguos y probados estatutos conocidos en el último tiempo como ANFP.

La gran diferencia es que hoy no son hinchas sus miembros sino inversionistas y como tales buscan rentabilizar sus capitales o al menos no verlos eternamente afectados.

En este escenario, la dirigencia vigente encabezada por Harold Myne-Nichols, ha desempeñado una deficiente gestión donde todos los clubes muestran balances negativos y principalmente, ven que la industria a la que ellos se incorporaron tiene su principal maquinaria en deteriorado estado, como es el campeonato nacional de clubes y ven también que una moderna y lujosa campaña promocional que complementa la actividad y permite el lucimiento de la industria, no está retornando beneficios ya que todos los abultados ingresos son consumidos por su propio funcionamiento y sus propios intereses, esta es la Selección Nacional.

De la misma forma ven que una línea de producción complementaria a la actividad como es el Canal del Fútbol, sí acumula excedentes que deben ser repartidos entre los miembros de este gremio.

En pocas palabras, los inversionistas que también son los dueños de los clubes de fútbol han tenido una TIR negativa afectada negativamente por la variable más importante y responsabilizan a los formatos de campeonato, que no han podido captar mejores recaudaciones para los clubes más chicos ni levantar la cotización de sus valores en bolsa a los clubes más grandes.

Hasta acá es fácil entender que la continuidad de Mayne-Nichols se perdió porque no fue capaz de hacer rentable la actividad que dirigía. Es decir, fue un mal Presidente Ejecutivo.

Lo que vino a continuación fue sacado de libreto. Marcelo Bielsa llama a una conferencia de prensa un día antes de la elección y en 2 horas de divagar entre anécdotas y apreciaciones personales, completa un intervencionismo letal para sus intenciones, ya que al día siguiente además de perder las elecciones, Bielsa perdió su categoría de entrenador de la Selección de Chile por sus propias opiniones y decisiones.

En resumen, Bielsa se va de Chile porque Mayne Nichols no hizo bien su trabajo como administrador del fútbol chileno.

Por otro lado, surge un movimiento social que se produce desde la conferencia de prensa, que es un movimiento reducido a grupos fundamentalistas afines a Bielsa, que demuestran las falencias de nuestra sociedad porque encuentran en un Entrenador de Fútbol con cobertura mediática, la fuente de principios y valores que debieron recibir en sus familias.

Como mi fuerte no está en el análisis sociológico ni psicológico de masas, me quedo con que Harold Myne-Nichols perdió la continuidad por una mala gestión administrativa y Bielsa se fue por principios, que puedo no compartir, pero que deben ser respetados. Hasta acá, se empareja con el fútbol, es lo más importante de lo menos importante. Lo otro, muy preocupante. Tanta identificación con algo tan básico como Bielsa es muestra de las falencias o soberbias que llevamos dentro.